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Aprender con música clásica
Escuchar música clásica puede tranquilizar a tu bebé y convertirlo en un fanático de la música clásica más adelante, pero no lo hará más inteligente. Investigadores de la Universidad Estatal de los Apalaches creen haber desmontado lo que se ha llamado el efecto Mozart, un aumento temporal de la inteligencia que se experimenta tras escuchar una sonata para piano escrita por el famoso compositor.
El efecto Mozart fue descrito por primera vez en 1993 por científicos de la Universidad de California en Irvine, y replicado por el mismo grupo en 1995. El estudio (que no analizaba el efecto de Mozart en los bebés) descubrió que los estudiantes universitarios que escuchaban una sonata de Mozart durante unos minutos antes de realizar una prueba que medía las habilidades de relación espacial obtenían mejores resultados que los estudiantes que realizaban la prueba después de escuchar a otro músico o sin música.
El efecto en los estudiantes fue temporal (sólo duró 15 minutos) y siempre ha sido controvertido. No obstante, los medios de comunicación y los políticos se subieron al carro del efecto Mozart, afirmando que escuchar esa música ofrecía numerosos beneficios y podía aliviar problemas de salud física y mental.
Por qué es mala la música clásica
A menudo nos dicen que nos relajemos escuchando música clásica, pero estas obras le ayudarán a hacer lo contrario. El ritmo acelerado, los tiempos rápidos y el dramatismo exacerbado son la banda sonora perfecta para correr. Además, es mucho más difícil hacer la temida “cuenta atrás para la siguiente canción” con la música clásica. La duración de los movimientos varía según el director de orquesta o el intérprete, y es menos estructurada y formulista que una canción pop.
El primer y más famoso movimiento de Los Planetas, de Holst, se abre con un ritmo amenazante, interpretado por las secciones de cuerda con el dorso de madera de su arco (una técnica llamada col legno, o “con madera”). Este ostinato dramático está presente durante casi toda la pieza, lo que la convierte en la música perfecta para elevar los latidos del corazón y encontrar el ritmo.
Se trata de una de las obras más reconocidas de Brahms, basada en un tema tradicional húngaro. Fue escrita originalmente para piano a cuatro manos, y posteriormente orquestada por Martin Schmeling. Los momentos de calma interrumpen de vez en cuando el flujo de esta música enérgica, un buen momento para tomarse un respiro.
Top 10 de la música clásica
Es posible que haya oído hablar del efecto Mozart: la idea de que escuchar a Mozart le hace “más inteligente”. Se basa en una investigación que descubrió que escuchar música clásica compleja como la de Mozart mejoraba las puntuaciones en los exámenes, lo que, según el investigador, se debía a la capacidad de la música para estimular partes de nuestra mente que desempeñan un papel en la capacidad matemática.
Una investigación llevada a cabo en la década de los 90 descubrió el “efecto Blur”, en el que los niños que escuchaban a la banda de britpop Blur parecían obtener mejores resultados en los exámenes. De hecho, los investigadores descubrieron que el efecto Blur era mayor que el efecto Mozart, simplemente porque los niños disfrutaban más de la música pop como Blur que de la música clásica.
Probablemente, la comprensión lectora disminuye cuando se escucha música con letra. La música también parece distraer más a las personas introvertidas que a las extrovertidas, quizá porque los introvertidos se sobreestimulan más fácilmente.
Descubrieron que el único momento en el que se producía una disminución real del rendimiento era cuando la gente escuchaba música rápida y fuerte (es decir, a la velocidad de Shake It Off de Taylor Swift, con el volumen de una aspiradora).
Cómo escuchar música clásica
La música clásica y la relajación van de la mano; los suaves sonidos de los instrumentos de cuerda son tan bellos como calmantes. Aunque se han realizado estudios sobre los efectos de escuchar música en la psique humana, hay algo en particular en la música clásica que relaja y “cura” el cuerpo.
¿Por qué? Cualquiera que escuche música sabe que le pone de buen humor, especialmente cuando es su música favorita. Sin embargo, es la estructura y las melodías lentas de la mayoría de la música clásica, específicamente, lo que crea un efecto calmante en el oyente. Esto se debe a la liberación de dopamina, que es la sustancia química natural del cuerpo que mejora el estado de ánimo de una persona, y también bloquea la liberación de estrés. Cuando uno es feliz, está menos estresado, y viceversa. Hay una variedad de actividades que liberan dopamina y escuchar música clásica es una de ellas.
Además de mejorar el estado de ánimo de una persona y ayudarla a relajarse, hay una amplia gama de beneficios derivados de escuchar música clásica que afectan a todas las edades, y a todas las etapas de la vida, desde los bebés hasta los ancianos. Estos efectos beneficiosos incluyen: