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Qué significa que alguien se ría
La paradoja del payaso triste es la asociación contradictoria entre la comedia y los trastornos mentales como la depresión y la ansiedad.[1][2] Estos actores cómicos se caracterizan por tener sentimientos de privación y aislamiento en sus primeros años de vida, donde la comedia evoluciona como una liberación de la tensión, eliminando los sentimientos de rabia física reprimida a través de una salida verbal[3].
Una serie de experimentos psicológicos publicados por primera vez en 1981 por Fisher indicaban ciertos rasgos de comportamiento exclusivos de los cómicos y que no se daban en los actores habituales[4]. Trabajos posteriores realizados por Kaufman y Kozbelt reinterpretaron estos resultados, llegando a la conclusión de que, si bien la comedia sirve como mecanismo de afrontamiento para ocultar el trauma, también puede motivar al cómico a utilizar el humor como forma de establecer relaciones y obtener aceptación[5].
Se ha demostrado que el humor se desarrolla desde una edad temprana, fomentado por el comportamiento de los padres[6]. La inmadurez de los padres puede hacer que se impongan responsabilidades adicionales a los hijos, lo que puede evocar problemas de autoestima y una necesidad de aceptación[7]. La búsqueda constante de aprobación puede provocar problemas de salud mental, como ansiedad o depresión, y si no se trata puede llevar al suicidio en situaciones extremas[8]. La risa puede evolucionar como un medio de autoconservación, desvinculando al individuo de cualquier adversidad a la que se enfrente, lo que permite percibir un control sobre las situaciones incómodas[9].
Alguien que se ríe mucho
El documental The Nature of Things Laughing and Crying (La risa y el llanto) nos ofrece una mirada a la ciencia que hay detrás de dos de nuestras primeras y más universales formas de comunicación. “Hay algo realmente importante en la risa y el llanto. Tal vez porque empiezan muy pronto en nuestras vidas y proyectan una larga sombra sobre ellas”, dice Sophie Scott, neurocientífica cognitiva.
La cultura tiene un gran efecto en nuestro llanto La mayoría de nuestros episodios de llanto tienen lugar en un entorno íntimo, como en casa o en el coche. Pero que lloremos o no en público depende bastante de las influencias culturales. Los expertos han observado que quienes viven en culturas más ricas e individualistas dicen llorar más a menudo en público. Esto puede deberse a diferencias en la libertad de expresión, en lugar de al sufrimiento o la angustia. Todo el mundo se ríe casi exactamente igual Todos nos reímos, y todos lo hacemos casi exactamente igual. Robert Provine, neurocientífico y profesor de psicología de la Universidad de Maryland, en el condado de Baltimore, ha descubierto el patrón rítmico preciso de la risa: “[Tenemos] una breve ráfaga de sonido, de aproximadamente un quinceavo de segundo de duración. El ‘ha’ se repite más o menos cada quinto de segundo”. Si intentamos cambiar las reglas de la risa, acelerándola o ralentizándola, de repente ya no suena a risa. “Si nos reímos de [cualquier forma] que no sea esa, suena muy raro”, dice Provine. Vea Laughing and Crying en The Nature of Things para saber más.
Los que más se ríen son los que más dolor han experimentado
La risa es una parte del comportamiento humano regulada por el cerebro, que ayuda a los humanos a aclarar sus intenciones en la interacción social y proporciona un contexto emocional a las conversaciones. La risa se utiliza como señal de pertenencia a un grupo: indica aceptación e interacciones positivas con los demás. A veces se considera que la risa es contagiosa, y que la risa de una persona puede provocar la de otras como respuesta positiva[4][5][6][7].
La risa puede considerarse una expresión audible o una apariencia de excitación, un sentimiento interno de alegría y felicidad. Puede producirse a partir de bromas, cosquillas y otros estímulos no relacionados con el estado psicológico, como el óxido nitroso. Un grupo de investigadores especuló que los ruidos de los bebés de tan sólo 16 días de edad pueden ser sonidos vocales de risa o carcajadas,[8] sin embargo, el peso de la evidencia apoya su aparición entre las 15 semanas y los cuatro meses de edad.
El investigador de la risa Robert Provine [es] dijo: “La risa es un mecanismo que todo el mundo tiene; la risa forma parte del vocabulario humano universal. Hay miles de idiomas, cientos de miles de dialectos, pero todo el mundo habla de la risa prácticamente igual”. Los bebés tienen la capacidad de reír antes de hablar. Los niños que nacen ciegos y sordos conservan la capacidad de reír[9].
Si alguien se ríe mucho es que está solo
Imagínate esto: Estás teniendo una conversación seria con tu pareja. Están nerviosos y molestos… pero tú empiezas a reírte. Ni siquiera sabes por qué te ríes, y te esfuerzas por no hacerlo, pero de todos modos ocurre. (Y le sigue un montón de culpa.) Bueno, tenemos buenas noticias. Si te encuentras en este tipo de situación, no estás solo.
El razonamiento para reírse en momentos serios es muy situacional y varía según la persona y su estado psicológico. “Los clientes con retrasos en el neurodesarrollo, como el TDAH, el TOC o el TEA, entre otros, suelen tener dificultades para reaccionar emocionalmente de forma adecuada ante acontecimientos tristes u horrorosos”, explica a Reader’s Digest Kelley Hopkins-Alvarez, consejera profesional licenciada y coach certificada. “Hay [también] un porcentaje muy pequeño de nuestra sociedad que entraría en la categoría de sociópata, estas personas parecen obtener placer del dolor ajeno, y carecen de empatía o preocupación por los demás”.
En estas situaciones, “[las personas con retrasos en el neurodesarrollo] pueden beneficiarse de la terapia cognitivo-conductual, ya sea en formato de terapia de grupo o individual, para ayudarles a desarrollar respuestas emocionales adecuadas que no les resultan naturales”, dice Hopkins-Alvarez.