¿Cómo influye la música clásica en el cerebro?

Depresión por música clásica

¿Sabías que escuchar a Mozart puede ayudarte a mejorar tu memoria? Según un estudio, las personas que escucharon música de Mozart mostraron un aumento de la actividad de las ondas cerebrales que está directamente relacionada con la memoria.

Para dar rienda suelta a tu creatividad, escucha música clásica. Aunque escuchar música clásica no te hará ser creativo al instante, te ayudará a tener una mentalidad más creativa, según los expertos en música de Guitar Junky.

Si te sientes especialmente estresada, escucha música clásica. Un estudio reveló que las mujeres embarazadas que escuchaban música clásica eran menos propensas a sentirse estresadas durante el embarazo.

Aunque la música clásica no puede aumentar tu coeficiente intelectual en 10 puntos, escuchar música clásica tiene muchísimos beneficios. ¿No sabes por dónde empezar? Nuestros amigos de Merriam Music han elaborado una estupenda guía para principiantes.

Escuchar música clásica

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La música es una parte fundamental del equilibrio de la mente y puede ser uno de los mayores factores de curación para nuestros cerebros y mentes estresados. Pero antes de analizar el bienestar mental y, más aún, la salud de nuestro cerebro y el papel que puede desempeñar la música, debemos observar las pruebas evolutivas que sitúan a la música en el centro del desarrollo de nuestro cerebro humano.

Hace unos 40.000 años, en el paisaje helado de Europa central, las partidas de caza de los primeros humanos (“cromañones”) perseguían implacablemente a sus presas: manadas móviles de ciervos y jabalíes. Aquellos cazadores se enfrentaron a retos formidables. Al emigrar desde Oriente Medio, se encontraron con inviernos brutales y con la dureza de unos bosques enormes e interminables. Pero estos primeros humanos trajeron consigo sus tecnologías y su inventiva que, contra todo pronóstico, establecieron rápidamente su presencia. Y también trajeron la música.

El efecto Mozart

En 1993, un pequeño estudio demostró que los estudiantes universitarios que escuchaban una sonata de Mozart y luego realizaban un test de inteligencia obtenían puntuaciones espaciales más altas que los que no lo hacían. Pero este llamado “efecto Mozart” desapareció en menos de 15 minutos y los investigadores no se ponen de acuerdo sobre los mecanismos que lo sustentan. No se ha demostrado que escuchar música clásica mejore la inteligencia de niños o adultos. De hecho, los investigadores han descubierto que los niños pequeños que ven televisión con música clásica aprenden menos palabras, al igual que los niños que ven televisión normal. Sin embargo, se ha demostrado que aprender a tocar un instrumento musical mejora las habilidades cognitivas a largo plazo.

White-Schwoch T, Carr KW, Anderson S, Strait DL, Kraus N. Los adultos mayores se benefician del entrenamiento musical en las primeras etapas de la vida: evidencia biológica de la plasticidad impulsada por el entrenamiento a largo plazo. Journal of Neuroscience. 6 de noviembre, 33(45):17667-74 (2013).

La música y el cerebro

Si es usted un devoto de la música clásica, ya sabe que los estilos musicales de Beethoven, Vivaldi o Bach pueden transportarle a otro reino. Para otros, estas obras maestras son una simple melodía que suena en la sala de espera del médico. Independientemente de lo que piense sobre la música clásica, las investigaciones demuestran que ésta puede afectar al cerebro de diversas formas positivas, desde el fomento de la memoria hasta la ayuda a la relajación.

Si dicen que la música es “alimento para el alma”, las composiciones clásicas son omega-3, antioxidantes y una pizca de cafeína. Durante un grupo de control realizado en 1993, el físico y profesor de la Universidad de California, Dr. Gordon Shaw, observó un aumento del coeficiente intelectual en sus estudiantes universitarios tras escuchar a Mozart. Etiquetado como el “efecto Mozart”, el estudio suscitó mucho escepticismo y dudas entre los expertos. Aunque los resultados no se relacionaron específicamente con una respuesta en el aumento del CI, el Dr. Shaw creía que escuchar a Mozart podía ser útil para calentar partes del cerebro relacionadas con el pensamiento abstracto.